Desde que en el Renacimiento se hizo culto a la Antigüedad Clásica como afirmación de la independencia del espíritu humano en su autonomía y dignidad; la transición a la Era Moderna además de mantener esa exaltación del espíritu humano y su individualismo en la humanidad, en la modernidad, la personalidad humana es un claro movimiento de evolución del humanismo. 


Ahora, tras un hecho que ha conseguido alterar el movimiento universal del ser humano, y algunos poderes decretados no han sido válidos para asegurar un estado de bienestar, el ser humano se enfrenta a otra readaptación de valores que le permitan desarrollarse; con otros conocimientos de si mismos y otro poder innato para conseguir libertad de actos y felicidad.

«El crecimiento no estaba en alcanzar todos los caminos, era donde siempre estuvo, el camino hacia nuestro interior» (Lola Padilla)